Bienaventurados los padres que no utilizan nunca la expresión ''no se hace'' para dirigirse a sus hijos, sino que les enseñan a no hacer el mal por medio de una vida santa para que imiten sus hijos, siguiendo así todos alegres y con coraje espiritual a Cristo...
Bienaventurados los niños que han nacido santos desde ''las entrañas maternas'' (Mt 19, 12 y Lc 1, 15), pero más aun los que han nacido con todas las pasiones del mundo como herencia, han luchado contra ellas con sudor, las han arrancado y han heredado el Reino de Dios ''con el sudor de su frente'' (Gn 3,19)...
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