Dijo el Geronda: ''Dios podría llenar nuestro corazón con tanta felicidad y con tanto amor, que nos haría perder los sentidos. Pero entonces los monasterios quedarían abandonados y nos encerraríamos en cuevas. Y los laicos descuidarían sus compromisos y sus familias. Por esto Dios, que es amor, no nos llena con tanta felicidad...
La indignación es conveniente solo cuando tenemos que defender nuestra fe, y no a nosotros mismos. Cuando tenemos que combatir por nuestra fe, entonces debemos indignarnos. Si me acusan, debo aceptarlo, pero si acusan o luchan contra la Ortodoxia, entonces debo indignarme...''
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