¿Qué debo hacer, padre, para salvarme? Porque veo que mi intelecto vaga por aquí y por allá, y va hacia aquello que no debe.
Y aquel, tardandose un poco en contestar, le dijo: ''Esta pasión es propia de aquellos que permanecen en el mundo y no tienen aún el perfecto deseo de Dios. En efecto, no ha llegado todavía a ti el calor del deseo y del conocimiento de Él''.
Le dijo el hermano: ''Qué debo hacer, padre?''
Él le dijo: ''Ve, y por algún tiempo has una meditación secreta en tu corazón, que pueda purificar tu intelecto de estas cosas.''
Y el hermano, no conociendo cómo hacer lo que se le había dicho, dijo al Geronda: ''Padre, ¿Qué es la meditación secreta?''
Y abba Filemón le dijo: ''Ve, permanece sobrio en tu corazón, y di sobriamente en tu mente, con temor y temblor: SEÑOR JESUCRISTO, TEN PIEDAD DE MÍ. El beato Diádoco, en efecto, enseña así a los principiantes.
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