Bendito el cristiano que, después de Dios, considera a todos los hombres como a Dios.
Bendito el cristiano que considera como cosa propia y con alegría plena, la salvación y el
progreso de todos.
Cumple perfectamente con la oración aquel que convierte en fruto para Dios, siempre,
todas las primicias de su pensamiento.
Evita toda mentira y todo juramento si deseas orar como un cristiano. De otro modo finges
en vano lo que te es extraño.
San Nilo el Asceta
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