Άγιον Όρος

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lunes, 12 de octubre de 2015

Los santos discípulos de Cirilo y Metodio



Gorasdo emprendió con entusiasmo la gobernanza de su Iglesia. Pero los enemigos no lo dejaron en paz por mucho tiempo. Vihig, a partir del momento que pareció acercándose al final de Metodio, había ido a Roma para asegurar la sucesión. Convenció al papa Esteban el Quinto para oponerse de nuevo a la Iglesia griego-eslava de Moravia. En una carta suya exigió la aceptación de la enseñanza relativa a la procesión del Espíritu Santo tanto del Padre como del Hijo. Al mismo tiempo, reconocía Vihig como el líder en el gobierno de aquella Iglesia y prohibía al Gorasdo asumir deberes episcopales, antes de venir a Roma y ser reconocido por el mismo Papa. Esto último significaba que, en principio el papa aceptaría Gorasdo como obispo, pero no como líder de la Iglesia Morava. También se prohibió el uso de la lengua eslava, que supuestamente había introducido por Metodio, a pesar de la prohibición de Juan el octavo. Esteban ignoraba por completo las cosas• porque Juan había, en última instancia, permitido el uso de esa lengua.
 
Svatopluk, para quien era destinada la carta de Esteban, se recordó de su simpatía a la adoración antigua latina. Se olvidó el anatema de Vihig y cobró ánimo. Con su tolerancia, el clero alemán volvió a plantear cuestión doctrinal sobre el Espíritu Santo. Gorasdo y Clemente les refutaron, pero ellos no dejaron de atacar.
 
Así que entonces Svatopluk, fingiendo que quería un arreglo, convocó a los líderes de los grupos opuestos en Nitra y les dijo: «Estoy casi analfabeto y no conozco nada de las cosas doctrinales. Bueno, voy a entregar la Iglesia a aquella persona que jurará primera que sostiene la fe ortodoxa». Antes del final de su discurso, los alemanes, evidentemente concertados entre si-se juraron, mientras que los bizantinos se negaron a hacer tal juramento, porque lo consideraban como pagano.
 
Svatopluk entregó a los líderes y el clero de la Iglesia griego-eslava a disposición de los alemanes. En total fueron 200. Estos, sin duda, fueron los que estaban entonces en Nitra, y aquellos que servían en Velehrad, así como en otros grandes centros similares. Aquellos que trabajaban en asentamientos pequeños y los que estaban en provincias remotas no fueron ofendidos, al menos inmediatamente.
 
Estos sacerdotes desafortunados fueron, al principio, torturados, luego los más jóvenes habían sido vendidos como esclavos a los Judios, mientras que los ancianos -entre los cuales fueron sus líderes- fueron encarcelados. Los que fueron vendidos, fueron liberados después de unos meses en Venecia por representantes del emperador después de pagar rescate. A partir de ahí llegaron a Constantinopla y se dispersaron en los países eslavos. Los presos, después de haber entregados a un grupo de soldados salvajes, fueron abandonados cerca de las orillas del Danubio en temporada de frío. Algunos de ellos murieron. Los supervivientes han seguido caminos diferentes. Los que eran de origen griego marcharon a lo largo del Danubio, hasta que llegaron a Belgrado. Entre ellos se encontraban Naoum, Clemente, y Angelario, que más tarde se distinguieron en la organización de la Iglesia de Bulgaria, basada en Ohrid.
 
Los nativos se escondieron en casas de familiares y amigos o se fueron a las provincias, que se quedaron inafectadas por la persecución, como Bohemia y Polonia. Entre ellos estaba Gorasdo. En el año 899 fue reorganizada la Iglesia griego-eslava de Moravia con un nuevo arzobispo y tres obispos. Es probable que el arzobispo fue Gorasdo.
 
A principios del siglo décimo el Estado de Moravia fue ocupado por un invasor nuevo, los húngaros. Junto con el estado también se desintegró la Iglesia, pero reliquias de ella permanecen hasta hoy. A través de los siglos cada año en Velehrad se realiza una peregrinación en honor de los santos misioneros Cirilo y Metodio.
 

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